Fertilizar un bonsái
El bonsái se alimenta por sus raíces y sobre todo
por sus hojas. Por sus hojas él capta la luz indispensable para la
fotosíntesis, el gas carbónico de la atmósfera y el agua. Por tanto,
tenemos que retener en la mente la siguiente ecuación: agua + luz + gas
carbónico del aire = azúcares = crecimiento.
La celulosa producida por la planta es pues un azúcar
polimerizado. Pero numerosos minerales complementarios son necesarios
en cantidades más o menos grandes para facilitar estas funciones de base
de la planta. Él irá entonces a buscarlo en el suelo con la ayuda de
sus raíces. A través de sus raíces, el árbol bebe y absorbe los
minerales y oligoelementos que necesita. Si no los encuentra o no son
suficientes, sino que crecerá a cámara lenta si el agua, luz y gas
carbónico están presentes en cantidad suficiente. Si las raíces
encuentran suficientes elementos, crecerá más rápidamente y estará más
saludable.
En maceta, es aconsejable utilizar generalmente un
substrato neutro (Akadama o grava) para poder dosificar precisamente la
cantidad aportada de estiércol. El fin de la fertilización es recrear
una flora microbiana muy activa que será generada por la asociación del
oxígeno (espacio entre los granos del substrato), la descomposición de
los elementos orgánicos y las aportaciones de abonos orgánicos
sucesivos. La fertilización es pues un elemento primordial e
indispensable de los cuidados del bonsái.
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¿Cuándo fertilizar?
Durante la temporada vegetativa, es decir desde la
primavera hasta el otoño, con una pausa de estiércol líquido durante los
fuertes calores de julio / agosto porque el árbol asimila peor el agua
sumada al estiércol que el agua pura. Para los árboles caducos maduros,
hay que esperar a la apertura de las yemas para evitar obtener hojas
demasiado gruesas.
En otoño, los árboles hacen provisiones para el
invierno: podremos pues engordarlos hasta finales de noviembre. Son
estos depósitos son los que permitirán el espesamiento del tronco y las
ramas y un mejor agarre y crecimiento en la siguiente primavera. En
invierno (desde diciembre hasta mediados de marzo), debemos parar la
fertilización excepto en los árboles que hibernan en el interior, en los
que su crecimiento continúa aunque lentamente (Los Ficus, por ejemplo).
No debemos dar estiércol a un árbol en mala salud.
También tenemos que esperar de tres semanas a un mes antes de fertilizar
un árbol trasplantado.
¿Cómo fertilizar?
Los abonos orgánicos son preferibles a los abonos
químicos. Ciertas personas pueden preferir fabricar ellos mismos sus
bolitas de estiércol aunque esto pueda resultar fastidioso. Los
estiércoles líquidos son absorbidos más rápido y durarán menos tiempo.
Los estiércoles foliares son útiles para árboles que han sufrido estrés.
Siempre hay que fertilizar sobre un substrato húmedo y
nunca superar la cantidad de abono químico. Cuando el agua de riego
tiene demasiado estiércol concentrado, asistimos a lo que se llama
“quemaduras de raíces”. Por fenómeno de ósmosis inversa, el agua sale de
las raíces hacia el suelo, lo que da como resultado desecar la planta.
Más vale pocos estiércoles regularmente, que muchos de vez en cuando.
Piensa también recordemos que un descuido de estiércol no es muy grave,
mientras que un exceso sí puede serlo.